De origen musulmán (Al-Basit: El llano), después de ser reconquistada y haber dependido jurisdiccionalmente del poderoso concejo de Chinchilla, Albacete inició su protagonismo autónomo en el último cuarto del siglo XIV cuando el Marqués de Villena, a quien pertenecía, le concedió definitivamente el título de villazgo. A partir de este momento su población no dejó de crecer al beneficiarse de la existencia de una feria que cada vez más estaba adquiriendo una mayor envergadura. Consolidada durante los siglos XVI y XVII una cierta tradición artesanal (especialmente en el ramo de la cuchillería), reforzada su función comercial y dotada de uno de los mayores términos municipales de la zona, sería sin embargo en el siglo XVIII cuando la villa iniciaría un claro período de crecimiento al hilo del proceso de roturación de montes y superficies incultas. Pero sobre todo, sería la concesión en 1710 por la nueva dinastía borbónica del privilegio de feria franca que tendría unas consecuencias de más largo alcance al convertirse en una de las más famosas de España. De este modo Albacete terminó erigiéndose en una de las principales poblaciones del extremo oriental de la llanura manchega. En la centuria siguiente, la reorganización provincial realizada en 1833 la convertiría en capital de la nueva provincia que llevaría su mismo nombre, se establecería la Audiencia (1834) y culminaría su trayectoria histórica con la concesión del título de ciudad por Isabel II en 1862. A partir de entonces su crecimiento no ha dejado de aumentar, especialmente en las primeras décadas del siglo XX cuando disfrutó de un verdadero periodo de esplendor. Con el impulso económico la población se multiplicó espectacularmente, se pudieron realizar importantes reformas urbanísticas, construir numerosos edificios y transformarse en una hermosa ciudad moderna, de amplias calles y cuidado aspecto urbano. El sector comercial tuvo entonces también un gran desarrollo, haciendo de Albacete un lugar central de primer orden en el sistema urbano nacional. Más tarde, con el proceso de industrialización de los años sesenta y bajo el impulso del polígono industrial Campollano, surgirían nuevos barrios que hoy ya están absolutamente desbordados.
Con 215.887 habitantes, Albacete es la mayor población de Castilla-La Mancha. Tanto por su emplazamiento y ventajas geográficas como por su moderna red ferroviaria y de carreteras es uno de los núcleos mejor comunicados de España al convertirse en un punto neurálgico en las comunicaciones entre Andalucía, Levante y la Meseta.
Ciudad dinámica, moderna y funcional, está dotada de amplias zonas verdes y de un espléndido equipamiento comercial y cultural que la convierten en una población cómoda, acogedora y atractiva. En la actualidad, aprovechando su condición de encrucijada natural y humana, aspira a consolidar su posición industrial y comercial y a mejorar su función como un centro tecnológico y de servicios de primer orden. Un reto en el que está inmersa la Universidad cuyo campus, dedicado a las ciencias de la salud, las enseñanzas técnicas, las humanidades y las ciencias sociales, cuenta en la actualidad con cerca de 12000 estudiantes, ubicándose en el mismo los Vicerrectorado de Campus y de Investigación.
